Así como cualquier jueves, caminé hacia el carro, iba cantando una canción, me preparé mentalmente para el tráfico y encendí la radio. Me pareció extraño que hubiera un reporte policial en EXA FM, pero no presté atención. Cambié de emisora y escuché a Carlos Acosta decir que se confirmaba “lo de Arnold Peralta”. Inmediatamente, sintonicé Diez Radio.
"Arnold Peralta ha sido asesinado en La Ceiba." ¿Qué? Me quedé sin palabras, por suerte existe esta hoja en blanco y tengo un teclado. Es cierto que no lo conocía, y que cientos de hondureños corren con su misma suerte, pero la muerte de Arnold impacta porque nos demuestra que la violencia no distingue de profesión, clases sociales o género. Nos deja claro que la muerte no avisa. ¿El negro es el color oficial de Honduras? Tal parece que sí.
La semana pasada leí una entrevista que Radio House le realizó a Arnold. Hablaba de todo un poco. Su vida personal, sus logros, su actualidad, el amor que sentía por sus mascotas, su paso por el extranjero y la Selección Nacional. Él era un defensa aguerrido, entraba fuerte y sin miedo. Muchos lo describen como alguien perseverante, y no dudo que haya sido así. Jugó en el Vida, Rangers de Escocia, y actualmente lo hacía en el Olimpia. Justamente jugó el sábado pasado, cuando el Motagua eliminó al Olimpia en la semifinal del Torneo Apertura. Las canchas extrañarán a Arnold, un jugador joven y representante de nuestro país.
Parece que aquí no importa si hacés las cosas bien, si tenés una profesión honesta y si te rompés la espalda trabajando. Hagás lo que hagás, tu vida cuelga de las manos de personas que tienen el corazón negro y podrido. Lo peor de todo es que pasean por las calles hondureñas sin ni siquiera un poco de vergüenza, lo hacen sin careta, como sí fuera algo normal.
Me llena de tristeza pensar que hay niños que a diario se quedan sin padres, o que hay padres que se quedan sin hijos. Hace unas semanas hubo un par de masacres en el país, me sentía consternada al imaginar qué sentirán los familiares cuando a uno de los suyos le quitan la vida de esa manera. Vivimos en una incertidumbre, por eso debemos disfrutar a nuestros familiares. Aprovechemos la Navidad y compartamos en familia.
Que descanse en paz Arnold Fabián Peralta y también todos los hondureños que mueren a diario.
Que Dios nos cuide y nos proteja, que por favor ilumine a nuestras autoridades. Los hondureños pedimos a gritos paz, tranquilidad y SEGURIDAD.
¿Qué más tenemos que hacer?
¿A cuantos hondureños INOCENTES más se les arrebatará la vida?
¿Es tan difícil respetar la vida del prójimo?
¿Qué pena estaremos pagando?
Honduras, ¿hacia donde vas?
Mil y un preguntas, ¡y nadie las puede responder!
No más luto. No más impunidad. No más indiferencia. Pedimos justicia.
Nota: Ví muchísimas publicaciones de cómo terminó Arnold sobre el pavimento, y si me permitís pedirte un favor, no compartás esa fotografía ni la de ninguna persona en ese estado. Basta ya de amarillismo, no podemos controlar la violencia pero si podemos controlar eso. Está en nuestras manos respetar a los muertos.